La actualidad (o la realidad) pone de moda determinados términos o palabras, que sin a penas darnos cuenta entran a formar parte de nuestro vocabulario. Ahora que se habla sin cesar del cambio climático, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) o la Agenda 2030, conceptos como Eficiencia Energética cobran especial relevancia y se convierten en habituales de los medios, pero también de las conversaciones de sobremesa. Sin embargo, en muchas ocasiones no tenemos claro de qué estamos hablando: ¿Qué es un edificio energéticamente eficiente? ¿Cómo lograrlo?
Cuando hablamos de eficiencia energética nos referimos al uso eficiente de la energía, es decir, a reducir la cantidad de energía requerida para proporcionar un uso o servicio. En el caso de un inmueble sería aquel que logra minimizar el empleo de las energías convencionales (consumos de gas, electricidad, etc.) haciendo un uso más “razonable” de las mismas. Esta reducción se puede lograr aplicando una serie de estrategias tanto a la hora de diseñarlo, como si se pretende rehabilitarlo.
La mejora de la impermeabilización y del aislamiento térmico; la instalación de sistemas para un mejor control de los consumos de agua, calefacción, gas, etc., o la utilización de sistemas o productos que nos permitan reducir el gasto energético, pueden ser buenos ejemplos.
Por su diseño, más compacto que una vivienda con cubierta plana, las viviendas con cubiertas inclinadas logran ahorrar hasta un 12,5% más de energía. Pero para conseguir la mayor eficiencia energética siempre se deben instalar soluciones que incrementen el aislamiento térmico y mejoren la impermeabilización y la ventilación bajo teja, así se reducirá el consumo de calefacción/aire acondicionado y se evitarán problemas como las humedades por condensación.
En el mercado encontramos soluciones que nos permite lograr estos objetivos elevando la eficiencia del edificio e, incluso, superando lo exigido por el actual CTE. Por ejemplo, el sistema Tectum® Pro de BMI cuenta con un excelente aislamiento térmico, que cumple con estándares tan ambiciosos como Passivhaus. Además, ofrece un nivel máximo de impermeabilización y su instalación se puede realizar tanto en tejados de cerámica como de hormigón.
Junto a Tectum®-Pro, tenemos el sistema Tectum®-First, el cual permite elevar el aislamiento térmico en la cubierta sin comprometer el espacio. La clave está en el panel de aislamiento Clima-First, realizado con espuma rígida de poliuretano de poliisocianurato, que le confiere una alta resistencia térmica. Este sistema también es compatible con tejados de teja o de hormigón.
Además de muy prácticas –permiten la instalación de sistemas de ventilación, así como de otros suministros necesarios para el inmueble– las cubiertas planas pueden ser elementos que contribuyan notablemente la eficiencia energética del edificio. La instalación de soluciones que mejoren su aislamiento, como el panel BMI Thermazone, inciden positivamente en el comportamiento térmico de la envolvente.
Pero también podemos optar por otro tipo de soluciones, como un acabado impermeable de alta reflectancia, para mitigar la emisividad térmica de la cubierta. En este caso, encontramos sistemas innovadores como BMI EverGuard que a su comportamiento ante la acción de los rayos solares suma su resistencia a los elementos externos y los microorganismos. Este sistema, además, construye una protección continua sobre el aislamiento térmico de la cubierta, evitando la aparición de puentes térmicos.
Lo más importante es que a la hora de diseñar la cubierta –ya sea plana o inclinada– tengamos presente que el empleo de este tipo de soluciones aportan un valor añadido al inmueble donde se instalan, ya que contribuyen a reducir los consumos, indicen en el ahorro y reducen las emisiones de CO2, beneficiando al medio ambiente.