El cambio climático es una realidad que está presente en nuestro día a día y que preocupa no sólo a las entidades gubernamentales sino a las personas. Su impacto ya no sólo se percibe en la naturaleza o en los fenómenos atmosféricos sino en la vida y en la salud de los ciudadanos.
Ante esta situación, los fabricantes de materiales de construcción han respondido con la oferta de nuevos sistemas y soluciones que contribuyan a mejorar la eficiencia energética del inmueble. Es decir, soluciones que permiten minimizar el empleo de las energías convencionales (gas, electricidad…) haciendo un uso más “razonable” de las mismas.
Teniendo en cuenta que la cubierta es la responsable de las pérdidas de un 30% de la energía en los edificios convencionales, es evidente que hay que tenerla muy en cuenta si queremos contribuir a la mejora de la eficiencia energética del inmueble.
La mejora de su impermeabilización y aislamiento térmico; la instalación de sistemas para un mejor control de los consumos de agua, calefacción y gas o la utilización de sistemas o productos que nos permitan reducir el gasto energético, son buenos ejemplos de cómo una cubierta puede contribuir a reducir el uso de las energías convencionales, que precisamente son las que más CO2 aportan a la atmósfera.
Existen diferentes opciones de cubiertas contra el cambio climático, a continuación, detallamos sus ventajas:
Su principal objetivo es crear edificaciones que sean organismos vivos con su propio metabolismo regulador, devolviendo así a la naturaleza los espacios perdidos en las ciudades. Ventajas:
Aumentan la vida útil de la cubierta.
Mejoran la eficiencia, ahorrando en la factura de energía.
Mejoran la climatización y el aislamiento térmico.
Actúan como aislamiento acústico reduciendo hasta 2-3 dB.
Aumentan los niveles de oxígeno de las ciudades.
Fomentan la biodiversidad creando microhabitats para aves, por no hablar de su aportación paisajística.
La recogida de agua de lluvia desde los tejados es otra de las aportaciones ecológicas que pueden hacer las cubiertas. Ventajas:
Excelente aprovechamiento del agua de lluvia
Descongestión de los sistemas de evacuación al reducir la escorrentía del agua hacia la red de saneamiento.
Las soluciones fotovoltaicas permiten ahorrar dinero en la factura de la luz y generar ingresos al vender el exceso de energía. Ventajas:
Facilita la captación de rayos solares evitando las sombras que generan edificios colindantes y árboles.
Dota de utilidad a un espacio infrautilizado como es el tejado.
Dificulta los robos y actos vandálicos que en ocasiones sufren las instalaciones fotovoltaicas a nivel de suelo.
Para que un edificio logre la certificación Passivhaus es necesario que la cubierta también cumpla con los estándares. Para ello debe contar con un aislamiento térmico debidamente dimensionado, carente de puentes térmicos y que cumpla los requerimientos de hermeticidad al aire de la envolvente teniendo en cuenta la resistencia mecánica, la durabilidad y la impermeabilización. Ventajas:
Se consigue reducir en un 75% las necesidades de calefacción y refrigeración alcanzando el máximo confort en el interior de la vivienda.
La reflectancia solar y la emitancia térmica de un material, en combinación con la temperatura superficial determinan el índice SRI (Índice de Reflectancia Solar) que nos permite conocer la eficiencia energética que es capaz de aportar un producto al inmueble en el que se instala. Ventajas:
Las cubiertas representan el 22% de la superficie de una ciudad, y un SRI elevado evitará el sobrecalentamiento y en consecuencia un menor consumo energético de los equipos de climatización.
Si estás planteándote un proyecto de construcción o rehabilitación, no debes pasar por alto estas cubiertas contra el cambio climático. Ganarás en confort al mismo tiempo que colaboras con frenar un problema al que debemos hacer frente entre todos.